domingo, 20 de marzo de 2011

SAN JOSE

San José

“En los cuadros de la Sagrada Familia, a José lo suelen presentar los pintores en un discreto segundo plano, incluso un poco más borroso y oscuro, viejecito y venerable, como si tuviera poco que ver en la escena. Antes me disgustaba este ninguneo, pero ha acabado por parecerme muy bien, muy significativo y estupendo como modelo de la Iglesia

A José le pega menos que a nadie el lujo, la ostentación. Lo suyo no es el oro sino la madera, no es un sacerdote intermediario en los oficios divinos sino un discreto e imprescindible artesano, no va vestido con ropajes celestes, su color no es el rojo, el azul y mucho menos el dorado; generalmente se le ve con una túnica lisa, marrón casi siempre.

José tiende al gris, al segundo plano, al silencio. Y me llena de alegría comprobar que uno de nuestros santos venerados ha salido inmune del bombardeo de nuestras petulancias, de los oros y coronas, de los sacerdocios y los sacrificios, de todas las ingeniosas maneras de estropear a Jesús y al Abba con que nosotros, la Iglesia, hemos deteriorado el mensaje de Jesús a lo largo de nuestra historia.

A modo de pedantería final, me llama la atención que entre los numerosos nombres de los papas, Pablo, Juan, Benedicto, león, Gregorio, etc., falte el de José.

Ningún papa se ha fijado, al parecer, en que es el que mejor le conviene, el que sirve en silencio, el que no es protagonista, el que vela por lo importante sin serlo.

Emocionante José, del que no sabemos casi nada, ni cómo se llamaban sus padres, ni siquiera cuándo murió. Sólo que fue el ángel de la guarda de Jesús y María, y que a Jesús le conoció todo el mundo como ”.

Editorial de revista El mensajero (España), marzo del 2009.